A VUELTAS CON TRUMP

 A VUELTAS CON TRUMP

He de confesar que es posible que haya puesto mi punto de vista obsesivo en Trump por no tener los redaños suficientes para hacer lo mismo con los paisanos, los que hacen y dicen lo mismo desde aquí. Pienso que el “emperador” es más importante que los “gobernadores” y eso me justifica, por ahora, a la vez que me da valor para seguir con ellos,

Lo digo porque a fin y a la postre estamos ante la misma historia, con el mismo denominador común y el mismo proceso (aunque aún no sé si con los mismos resultados).

Y cuando digo que estamos ante la misma historia lo digo tanto por el paralelismo del hecho de que gente así se haya encumbrado de esta manera como por el hecho y también porque, por desconocimiento o carencia intelectual no hemos estudiado la historia, el pasado social.

Tendríamos que saber todos que estas reacciones  (populismos, nacionalismos, neoliberalismos, fascismos, comunismos,, imperialismos…) son acontecimientos pendulares, que van y vienen movidos por las mismas causas y que no solo tardan en resolverse y dejar espacio a tradiciones más tranquilas y racionales, sino que, para llegar a ellas, hay que dejar parte de nuestra sangre en el empeño.Datos para la historia

Siempre pasa lo mismo. La sociedad logra un cierto estado de tranquilidad, de equilibrio, (eso que ahora llamamos “Estado de Bienestar”, por ejemplo) y una vez instaurado parecería que venimos directamente de “La Arcadia Feliz” y que no volveremos nunca más a estados anteriores, cuando de pronto aparecen nuevas rencillas, envidias, lenguajes,  (tomados del pasado que dio lugar a ese proceso que anotábamos) y volvemos al INTEGRISMO (del tipo que sea y mira que hay).

Y lo hacemos desde la comodidad conquistada con sangre, abriendo los armarios de todos los demonios que guardamos de nuestras historias, porque, lógicamente no está todo resuelto. Y sobre eso que no está resuelto armamos revueltas, protestas, disgustos… que ayudan a poner en marcha la rueda que no hace tanto habíamos enterrado.

Tenemos que transitar a un nuevo modelo de convivencia, pero antes tenemos que frenar las mentiras sobre las que se apoyan los nuevos populismos tan en alza en todos los países y en todos los “ismos» (religiosos normalmente). Para ello hemos de revertir la economía, aceptar las diferencias y el pluralismo, también potenciar el compromiso, porque la mayor parte de los partidos políticos han abandonado las ideas para pasar a la teatralidad, a hacer ruido para apoderarse de los medios.

Ese compromiso ha de ser colectivo, claro, pero también individual: ¿Dónde está ahora la prensa y los medios independientes? Solo nos hemos quedado con el amarillismo plegado a intereses espurios  Hay que explicar que ni la tecnología, ni el libre comercio, ni la inmigración… son los problemas. Hay que planear, quizá pocos, pero muy claros objetivos de futuro que sirvan para todos, no solo para un grupito de “iluminados”.